MI HISTORIA
¡Hola! Me gustaría presentarme.
English below.
Mi nombre es Carmen Sáez y soy una artista plástica española residente en La Haya, Países Bajos.
Cuando estudiaba Bellas Artes en Murcia, España, era una muchacha llena de sueños e ideales, quería ver el mundo y tenía la corazonada de que mi destino era recorrer el mundo con mi arte.
Quería ser inspirada por distintas civilizaciones, personas por el camino y muchas, muchas aventuras.
Tenía tanta sed de aventuras que el último año de la carrera me salió la oportunidad de irme a Estambul, Turquía. Allí trabajé como bailarina con el grupo Baba Zula y sin duda fue una experiencia que siempre guardaré en mi corazón. Podría contarte mil anécdotas de esa etapa.
Cuando regresé de Turquía a Murcia en 2010 terminé mi último examen de Bellas Artes y me topé con una crisis, literalmente temblaron todos los cimientos de mi vida. Me di cuenta o, por lo menos pensaba, que no había sitio ya para el arte, que mi mundo de fantasía se había acabado y que era hora de aceptar que no todos los sueños se hacen realidad.
Así es como en 2012 me vine a los Países Bajos. Los dos primeros años, que fueron muy divertidos por una parte, también me dediqué a empezar desde 0.
A mi me gusta empezar de nuevo y crear nuevas realidades, pero reconozco que fue una etapa cuesta arriba, trabajé muy duro y sobre todo quería buscar un sitio en la sociedad neerlandesa.
En esta época también conocí a Sebas, mi marido, el que hizo que cuando estuve harta del frío en Holanda, hizo que me quedase por amor en este país.
Él me enseñó el amor a la naturaleza en el bosque holandés y esto más tarde influiría mucho en mi pintura.
Aquí conseguí ser profesora de Artes Visuales, en las ciudades de Maastricht y Eindhoven. Estudié mucho para ello, dediqué mi Trabajo de Fin de Master a "La sostenibilidad y la educación internacional" y mi nota fue de Sobresaliente.
La verdad que me gustó mucho la enseñanza, además gracias a prepararme los temas y enseñarlos, pude reafirmar mis conocimientos y lo que es ahora mi discurso artístico.
Cuando nació mi primer hijo en 2018 lo dejé todo para cuidarle. Más que una decisión, tuve la necesidad inminente de pintar, retomar con lo que yo vivía y disfrutaba, y sobre todo, con la actividad que mi alma conseguía estar en paz. Pintaba sobre todo en el bosque, en la naturaleza. Pintaba para enamorarme de la tierra de mis hijos.
Y así a un mes antes de la pandemia, en noviembre de 2019, me encargaron un mural que tuvo que cancelarse por la COVID. Así nació mi negocio de arte y tras la pandemia tomó forma.
Empecé a dar clases de pintura en La Haya y a producir mi propia obra pictórica. A día de hoy estoy muy orgullosa de hasta donde he llegado y miro con mucha ilusión al futuro.
También me di cuenta que es bueno escuchar a la gente de tu alrededor, pero más importante es escucharme a mi misma. y serme fiel, a mi y a mi arte.
Ahora ya sabes un poquito más de mi.
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